La enfermedad de Alzheimer provoca la formación anormal
de estructuras cerebrales conocidas como placas. Cuando
dichas formaciones se acumulan las conexiones nerviosas
se reducen afectando principalmente las áreas del cerebro
que se encargan de la memoria de corto plazo, de ahí que
la pérdida de la memoria inmediata sea uno de los primeros
síntomas que se presentan. Posteriormente, la enfermedad
avanza hacia centros cerebrales que controlan otras funciones
intelectuales y físicas.
Esta
enfermedad afecta de diferentes formas a las personas
que la padecen, por lo cual es difícil que los médicos
puedan predecir los efectos y la velocidad con la que
avanzará. Algunos especialistas clasifican la enfermedad
de Alzheimer en tres etapas: temprana, media y tardía,
de acuerdo con la pérdida de capacidades mentales que
presenta el individuo. Pese a lo anterior, es importante
señalar que cada una de estas etapas no corresponde a
un periodo temporal constante, sino que varía de acuerdo
al paciente, de tal modo que mientras en algunos casos
las etapa temprana puede prolongarse por algunos años,
en otras esta fase transcurre en tan sólo algunos meses.
Si
bien no se cuenta aún con un tratamiento curativo para
la enfermedad de Alzheimer, existen medicamentos que parecen
aliviar los síntomas en algunos casos. Por otra parte,
el ritmo de las investigaciones se ha acelerado, lo cual
ha dado lugar a un grupo de medicamentos en fase de investigación.
Los medicamentos con los que hoy se cuenta no detienen
el avance de la enfermedad, no obstante, son administrados
al paciente con la finalidad de ayudarlo a que su vida
personal sea menos difícil al disminuir la depresión,
la agitación y la somnolencia común en estos pacientes
durante todas las fases de la enfermedad.
Asimismo,
las intervenciones destinadas a los familiares pueden
reducir la angustia, tanto de quien se encarga del paciente
como la persona misma aquejada por la enfermedad de Alzheimer
y retrasar su ingreso en una institución, cuando existe
esta posibilidad.
Actualmente
los tratamientos que se aplican a los enfermos de Alzheimer
tienen como objetivo controlar los síntomas. Los investigadores
trabajan en una segunda generación de medicamentos que
podrían demorar o suspender definitivamente el avance
de esta enfermedad al formar capas que protejan las células
nerviosas por un periodo mayor.
Recientes
experimentos con vitamina E, antiinflamatorios y estrógenos
han ofrecido en el laboratorio resultados positivos que
podrían representar una esperanza para quienes padecen
Alzheimer. A pesar de que estos medicamentos se encuentran
aún en etapa experimental, algunas personas han mostrado
mejorías tanto en la estructura de su pensamiento como
en su conducta, con pocos efectos secundarios cuando estos
medicamentos han sido administrados en dosis controladas
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