La farmacodependencia en la actualidad


La enfermedad de Alzheimer es progresiva y neurodegenerativa. Se caracteriza principalmente por la pérdida de la memoria, el deterioro de la capacidad verbal, una actitud indiferente ante la vida y la pérdida del sano juicio. Sin embargo, el paciente suele conservar sus funciones motoras.

Generalmente la enfermedad de Alzheimer se presenta después de los 65 años. Sin embargo, se han registrado casos de personas en las que se registran los primero síntomas de la enfermedad alrededor de los 40 años.

Aunque es mucho menos frecuente, las estadísticas internacionales muestran que esta enfermedad se puede presentar a partir de los 30 años. Los casos de Alzheimer en personas de entre 30 y 50 años de edad representan únicamente el 10 por ciento del total de casos reportados a nivel mundial. Los investigadores consideran que a diferencia de las personas mayores de 65 años que presentan la enfermedad, en el grupo de adultos jóvenes con Alzheimer el factor genético desempeña un papel fundamental, pues suponen que la enfermedad ha sido transmitida a lo largo de varias generaciones de una misma familia y ha provocado que comience su desarrollo antes que en otros casos.

Una vez que se han presentado los síntomas característicos de esta enfermedad, tales como la pérdida de memoria, la dificultad para hallar las palabras apropiadas o comprender lo que se dice, así como para realizar tareas antes rutinarias, la presencia de cambios de personalidad y de estado de ánimo, el progreso de la enfermedad es muy variable. En tanto en algunos sujetos el deterioro de sus capacidades es acelerado, en otros más transcurren varios años antes de que esto ocurra.

Como ya antes fue mencionado, el Alzheimer es una enfermedad progresiva. El curso de este proceso depende de factores que aún no han podido ser identificados plenamente, sin embargo se sabe que la mayoría de las personas que desarrollan Alzheimer padecen esta enfermedad durante los últimos diez años de su vida. En algunos casos los pacientes llegan a vivir con esta enfermedad hasta por 20 años. Cabe señalar que de acuerdo con los especialistas, la causa más común de muerte en los casos del Alzheimer son las infecciones.

En ocasiones, los primeros síntomas de esta enfermedad son soslayados por el paciente y sus familiares bajo el argumento de que la pérdida de la memoria, los olvidos y una menor capacidad para concentrarse son parte del deterioro natural de la mente del ser humano por el envejecimiento. Asimismo, se suele responsabilizar de estas deficiencias a la fatiga, la depresión, al uso de ciertos medicamentos o a alguna otra causa que lleva a los sujetos que han comenzado a desarrollar la enfermedad de Alzheimer a evitar buscar asesoría especializada.

Existen diez señales básicas de alerta que son consideradas como los principales síntomas de la enfermedad de Alzheimer. Es recomendable que las personas que presenten varios de estos síntomas acudan al especialista para que sea él quien realice los exámenes correspondientes y, en su caso, diagnostique este padecimiento.

Pérdida de la memoria que afecte actividades laborales.

Es normal que ocasionalmente una persona olvide un compromiso o el nombre de algún compañero de trabajo. Sin embargo, los olvidos frecuentes o las confusiones inexplicables en la casa o en la oficina pueden ser evidencia de que algo anda mal con las funciones del pensamiento.

Dificultad para desarrollar las tareas familiares.

Las personas muy ocupadas se distraen en ciertas ocasiones. Por ejemplo, olvidan algo que se está calentando en la estufa o pueden olvidar servirse alguno de los platillos que han sido preparados para la comida. Las personas con Alzheimer pueden preparar sus alimentos y no solamente olvidarse de servirlos, sino incluso olvidar que ellos mismos los prepararon.

Problemas con el lenguaje.

Todos en alguna ocasión hemos tenido dificultades para encontrar la palabra adecuada a lo que queremos comunicar. A diferencia del resto de las personas, un sujeto con Alzheimer, puede olvidar las palabras más simples, aquellas de uso cotidiano, o sustituirlas por palabras incorrectas, provocando que sus frases sean incomprensibles o difíciles de entender.

Desorientación en tiempo y espacio.

Es normal que momentáneamente olvidemos qué día de la semana es o que al llegar a la tienda no recordemos qué artículo nos disponíamos a comprar. Las personas con Alzheimer con mucha frecuencia no recuerdan la fecha y suelen perderse en su propia calle, sin saber dónde están, cómo llegaron a ese lugar y cómo regresar a casa.

Carencia de sano juicio.

Decidir no llevar consigo un suéter o un abrigo en una noche fría puede ser un error común. Una persona con Alzheimer puede vestirse de manera inapropiada, de una forma que resulta obvia para los demás al utilizar, por ejemplo, una bata de baño en el supermercado o varias camisas al mismo tiempo en un día caluroso.

Presentan problemas con el pensamiento abstracto.

Realizar una operación matemática en ocasiones puede ser difícil para cualquier persona. Para alguien que padece la enfermedad de Alzheimer reconocer los números o elaborar cálculos de operaciones básicas –como la suma o la resta, por ejemplo- puede ser imposible.

Perder objetos.

Todos en alguna ocasión podemos perder una cartera o las llaves de la casa o del automóvil. Una persona con Alzheimer puede colocar los objetos en lugares inapropiados –como por ejemplo una plancha en el refrigerador o un reloj en la azucarera- y después no comprender cómo llegaron ahí.

Cambios de estado de ánimo o conducta.

Todos experimentamos cambios de estado de ánimo diariamente, es parte de la naturaleza humana. Las personas con Alzheimer tienden a presentar cambios de estado de ánimo con mayor rapidez sin que exista una razón aparente para que este cambio se hubiera presentado.

Cambios de personalidad.

La personalidad de los individuos puede cambiar con el paso de los años. Sin embargo, en un sujeto con Alzheimer su personalidad cambia repentinamente, de tal forma que una persona que solía ser amable puede convertirse en un sujeto agresivo.

Pérdida de la iniciativa.

Es normal cansarse del trabajo del hogar, de las actividades laborales o de las obligaciones sociales, pero la mayoría de las personas conservan cierto interés. Un sujeto que padece Alzheimer suele presentar desinterés o buscar no involucrarse en muchas de las tareas cotidianas.

Conocer los síntomas de la enfermedad de Alzheimer es muy importante debido a que hace posible la detección oportuna de esta enfermedad, de ahí el lema que este año es empleado en todo el mundo en la celebración del Día Internacional de la enfermedad de Alzheimer: "diagnosticar la demencia, el primer paso hacia la ayuda".

Asimismo, el conocimiento de esta enfermedad y sus efectos en la conducta y en los procesos mentales del paciente permite que los enfermos sean comprendidos por sus familiares y amigos y que aquellos que los rodean sepan que los olvidos, los cambios repentinos de estado de ánimo y el desinterés que eventualmente pueden mostrar hacia los demás se debe a la pérdida gradual de sus capacidades mentales ocasionada por el deterioro de sus capacidades productos del daño causado en las células cerebrales.

Si bien es cierto que las características básicas del Alzheimer antes mencionadas pueden sugerir a los familiares de un paciente que éste ha iniciado un proceso de desarrollo de la enfermedad, el diagnóstico médico es mucho más complejo. Debido a que no existe una prueba específica que pueda determinar de manera confiable que una persona padece Alzheimer, los especialistas han coincidido en utilizar un proceso de eliminación que como consecuencia los lleve a la conclusión de que se trata de esta enfermedad.

Generalmente los médicos realizan al paciente exámenes físicos, psicológicos y neurolígicos que permiten, con un margen de error mínimo, determinar que una persona padece la enfermedad de Alzheimer. Sin embargo, la única medida que actualmente se conoce para confirmar inequívocamente el diagnóstico de este padecimiento es a través de la autopsia.

Por lo que respecta a los orígenes de la enfermedad de Alzheimer, los especialistas aún no han podido llegar a conclusiones definitivas. La edad y los factores familiares de riesgo se han identificado como posibles causas. En los últimos años los investigadores se han abocado al estudio del rol que desempeña la genética para que un sujeto desarrolle la enfermedad de Alzheimer, sin embargo, la mayoría de ellos coincide en señalar que se trata de una enfermedad multicausal, es decir que numerosos factores intervienen para que se desarrolle en un individuo.

El diagnóstico oportuno y la evaluación adecuada de la enfermedad de Alzheimer es fundamental, ya que en muchas ocasiones este padecimiento puede confundirse con otras afecciones mentales que causan demencias susceptibles de recibir un tratamiento que detenga su avance, de ahí la importancia de que sea un especialista quien emita el diagnóstico, puesto que la enfermedad de Alzheimer comparte con otras demencias varias de sus características, aunque cabe señalar que en algunas de ellas la diferencia que permite determinar el diagnóstico es el grado en que se presentan dichas deficiencias.

 


Diagnosticar la demencia, el primer paso hacia la ayuda


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